Dos días después de llegar a Bangkok, Tailandia, mi computadora portátil se rompió.
Me estaba alojando en "Home Mali", un hostal muy agradable, y
sus dueños eran una pareja joven de lo mejor, y tienen una hija llamada “Mali”.
Así que técnicamente el albergue
pertenece a la nenita.
El alberge está ubicado cerca de la mayoría de lugares donde uno quiere
visitar. Y si donde uno quiere ir es más lejos, hay ómnibus o subtes en la
próxima cuadra.
El dueño del hostal me llevó a un lugar que él conoce para ver si la
podían arreglar.
Se ofreció a llevarme en su moto, y yo voy NO! No hago motos.
Quería caminar o tomar un ómnibus, pero él quería llevarme. Así que fui
con él. Después de todo, creo que todos debemos intentar cosas fuera de nuestra
zona de confort.
La moto estaba en la vereda y los cascos estaban en el asiento.
Subí y fuimos zigzagueando entre autos, ómnibus y otras motos y mucha
gente cruzando las calles.
Cuando no había espacio en la calle, nos subíamos a la vereda y de
vuelta a la calle, y así sucesivamente. Y todo el tiempo lo abrazaba más
fuerte.
El espacio entre los autos era tan estrecho, que no sé cómo no nos
raspamos las piernas o golpeamos los espejos de los autos.
No falta decir que estaba abrazando a mi anfitrión con toda la fuerza
que podía. Además, conducen en el otro lado de la calle, así que en mi mente,
íbamos a una colisión de cabeza.
Cuando llegamos al centro comercial, mi corazón seguía palpitando, (no
en una manera feliz y agradable). Las calles congestionadas, el zigzagueo en ese tráfico caótico es suficiente para dar a cualquiera una coronaria.
Estacionamos en el estacionamiento y dejamos los cascos en los asientos
de la moto.
El centro comercial cubre una manzana entera y tiene 5 pisos de tiendas
electrónicas, una al lado dela otra.
No arreglé la computadora, compré una nueva.
Y regresé al albergue caminando.
Un par de días después estaba de vuelta en la moto, agarrándome por mi
vida una vez más.
Creo firmemente que siempre deberíamos probar las cosas dos veces, para asegurarnos
de que si en realidad nos gustan o no. Después de todo, si lo hacemos sólo una
vez, los resultados podrían ser una casualidad.
Anduve en ella alrededor de 6 o 7 veces y finalmente me estaba poniendo un
poco más cómoda, así que afloje un poco mi abrazo.
Pero cuando el notó que afloje, él aumento la velocidad. Una vez más mis
brazos estaban alrededor de él tan apretados como podían estar. Lo peor fue
cuando subíamos a las veredas y él iva: weeee...
E incluso que estaba agarrándome por mi vida, hice los paseos y
sobreviví, sin embargo, no más motos para mi, va a pasar mucho tiempo antes que me suba
a otra.
En cada lugar que fuimos, la moto estaba estacionada en la vereda en
frente del lugar que fuimos, con los cascos en los asientos.
Por mucho que no disfruté la moto por las congestionadas calles de
Bangkok, me sorprende que los cascos estuvieran siempre en los asientos, y
nadie los robó.
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